Esta es la primera entrega de esta nueva sección llamada ¨Personas de mi País¨, que nace a partir de las personas que abrieron sus vidas e historias durante el viaje que realicé con Project Seek. La idea es mostrarles algunas fotos que sacaron Nina y Sarah y contarles un poco mi visión o experiencia con estás personas que nos recibieron tan bien en diferentes partes de nuestro país. Con suerte, esto será solo el comienzo y en el futuro podremos conoces muchas más personas de nuestro país.
Hoy les presento a Doña Clorinda. Empecemos por decir que Gabi, del Eco Hostel Malargüe, me comentó de Doña Clorinda, a quien conoció porque tenía un ejemplar embalsamado de un roedor que los investigadores no ven hace aproximadamente 10 años. Ella lo mato porque peleaba con los perros y lo embalsamó. Y así fue como escuchamos por primera vez de Doña Clorinda, que vive en un puesto cerca de Mina Ethel cuidando su ganado y sus nietos.
El primer paso fue avisarle que ibamos. Entonces Gabi nos propuso mandarle un mensaje por la radio. En muchas áreas rurales todavía es común el uso de los anuncios por radio. Entonces anunciamos nuestra visita durante 2 días en AM, con la esperanza que Doña Clorinda espere nuestra llegada.
Dos días después emprendimos viaje, con un mapa muy básico en la mano y un cajón de verduras. Algo que aprendí en este viaje es que para la gente que vive en zonas aisladas, un pequeño gesto, puede significar mucho. Por eso, siempre es válido llevar algo a lo que esas personas no tienen fácil acceso. No es una cuestión de dinero, vale aclarar. Simplemente imaginen vivir en el medio del campo, qué darían por una fruta o verdura fresca? Las cosas que uno da por sentado, son valiosisimas cuando la lejanía de la civilización crece.
Después de 180kms de camino de ripio y algunas paradas a preguntar, llegamos al puesto de Doña Clorinda.
Afortunadamente, nos estaba esperando. Era una posibilidad real que estuviera recorriendo el campo y nos perdiesemos la chance de conocerla. Pero ahí estaba, no porque ella hubiera escuchado nuestro mensaje, sino porque una persona de un puesto cercano que si lo escucho, le aviso que alguien venía.
Nos recibió con una naturalidad increíble. Nos abrió su casa y entre mate y mate, empezamos a charlar. Doña Clorinda vivió en Lomas Moras desde que se casó. No fue a la escuela y solo fue a algún pueblo para visitar el registro civil o votar. Ahora con 78 años, ya no está obligada a votar y eso para ella es un alivio por ahorrarse el viaje.
Hablamos de política y nos dice que para ella es todo lo mismo. La única diferencia es el nombre del que nombran en la radio. No siente que ni lo bueno ni lo malo lleguen a encontrarla ahí. Traducir es una experiencia sorprendente. La distancia no está solo en el lenguaje, sino en mundos que están separados casi por, al menos, medio siglo.
Mientras charlamos varios de los nietos juegan alrededor nuestro, nos hacen preguntas y un par hasta se rien de la idea de ser fotografiados. Así que salimos de la casa para hacer algunas fotos. La forma de trabajar de Sarah y Nina es muy interesante. Ellas primero entrevistan para luego intentar interpretar las historias de las personas a través de su fotografía. Acá van algunas de las que sacaron ese día:
Entre fotos y juegos, se fue la tarde. Volvimos a entrar a la casa y tomamos unos mates mientras Nina les mostraba las fotos a todos.
Con la promesa de hacerle llegar la foto en la que está con sus nietos, nos despedimos de Doña Clorinda y toda su familia. Manejamos varias horas antes de volver a un lugar poblado. Y mientras Doña Clorinda sigue ahí, en Lomas Moras, esperando con un mate caliente a quien quiera visitarla.
Fotos: Cooper&Gorfer