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Respecto de lo que se habló ayer acá sobre el accionar de Duhalde, Diego Faur hace un análisis en su blog Mundo Perverso donde plantea lo siguiente:

Desde este espacio bancamos a Cristina ante este intento desestabilizador de un grupo mafioso que debería ser juzgado por atentar contra la democracia. Coincidimos plenamente en que «esto no se desmadró, se apadrinó» y exijimos que se investiguen no sólo los asesinatos, último y sangriento eslabón de la cadena, sino la autoría intelectual de esta intentona desestabilizante que de ninguna manera puede quedar impune. No son como dice Macri otra vez haciendose el boludo, rol que ni siquiera le sale bien, «teorías conspirativas»; esto es definitivamente una práctica conspirativa de dirigentes inescrupulosos que son capaces de incendiar el país si eso les diera una chance a lo que de otra manera no llegarían jamás: la presidencia de nuestro país. Claro que si le preguntás a un conspirador la respuesta siempre será que «no estamos conspirando».

Estoy completamente de acuerdo en que no se trata de teorías conspirativas, sino de prácticas conspirativas. Recomiendo la lectura del Post completo acá.

Y vuelvo a citar a mi amigo, cuyo nombre nunca daremos debido a su paranoia aguda, que dice «Duhalde es como papá Noel: siempre aparece en Navidad con algún regalito.»

Aunque a muchos ultra-opositores les pese, es muy clara cuál es la intención del amigo Duhalde. Yo realmente no creo que tenga un plan armado y cerradito, pero si veo una clara intención de patear el tablero. Todos los escenarios que se ven en las encuestas en la actualidad nos muestran a CFK arriba. Qué mejor estrategia, ante la falta de candidatos fuertes en todos los cuadros opositores, que armar caos. No solo es cínico, Eduardito, sino que es muy irresponsable y egoísta. Creo que apuesta a generar cuantos disturbios sean posibles, usando como siempre a los más necesitados.

Repito, no creo que sepa aún como hacer para llegar al poder, sino que simplemente apunta a esmerilar la imagen del gobierno. Y ahí es donde no puedo dejar de reclamarle al Gobierno y a Cristina mayor compromiso y acción inmediata para solucionar las tomas. Y si Mauricio Macri, en cada microfono disponible, no para de repetir que está sobrepasado y que necesita ayuda, quizás haya llegado el momento de intervenir la Ciudad de Buenos Aires y hacerse cargo del costo política de esa decisión.

Y a todos aquellos que creen que Duhalde no tiene nada que ver con todo esto, les pido que relean esto (Un cínico y diabólico cirujano).

Cómo dice un amigo: «Duhalde tiene más operaciones que Favaloro».

Quien quiere oir que oiga…

Antes de publicar Maldito Entusiasta, tenía otro blog llamado «Pensamiento Sur» en el que junto a un amigo que siempre prefirió el anonimato intentábamos crear un espacio de reflexión crítica concerniente a algunas problemáticas de los argentinos, y de la Argentina (o lo que entendemos como tal), encaradas desde la transversalidad de las disciplinas, sin defender intereses ocultos y magros por $5 la hora.
Un 9 de agosto de 2008 publicamos esto que copio a continuación. A mí no deja de sorprenderme la vigencia que todavía tiene. Poco más de 2 años después quería compartirlo.

Hace dos días, el ex presidente de la Nación, Eduardo Duhalde volvió a aparecer en escena sosteniendo que en la economía argentina «hay luces amarillas; el país está como en 1997». A esto le agregó que en la actualidad «Estamos muy, pero muy lejos de Chile y de Brasil».

Duhalde fue, como muchos sabrán y recordarán, la mano derecha del menemismo en la época más fiestera, saqueadora y berreta, a diferencia de la segunda, que fue solamente apocalípticamente zaparrastrosa, miserable y explosiva.



¿Cómo un personaje tan nefasto y cínico para la historia argentina se permite opinar con semejante frescura y pureza de madre Teresa como si fuese un civil anónimo más? ¿No tuvo cargos importantes durante el período más oscuro y mediáticamente despótico, además de bananero, como para que recaigan sobre él responsabilidades (las más importantes)?

¿No sería lógico pensar que, si el país no está en la actualidad de Brasil y Chile, como precisamente él mismo afirma, es principalmente porque una figura negra como él tomó todas las decisiones al revés en su totalidad?

¿Por qué aparece opinando espontáneamente, con cara de preocupado, con chispazos de lenguaje popular? ¿El lenguaje popular es el mismo que aprendió militando en el peronismo, de donde no hizo más que vaciar de significado todas las reivindicaciones sociales e independencia económica y política, para sacar las figuritas y la marcha y sumar votos? Qué manera de despreciar al pueblo, carajo.

¿Puede un movimiento que históricamente buscó la autodeterminación política y económica, caer en decisiones diametralmente opuestas a la de sus fundadores, como pasó con el peronismo en los noventa?

Todos estos detalles (mínimos, ¿no?) nos lo preguntábamos permanentemente en los noventa, cuando esta persona era uno de los principales líderes.

Cabezón, ¿Por qué hiciste todo al revés, che? ¿Y ahora no estamos como Brasil?

Ahora resulta que el señor se desentiende de los noventa y critica a cualquiera como si nada. ¿O qué debemos interpretar de sus dichos? ¿Qué la Argentina como Nación o como pueblo está en otra actualidad y que no tiene potencial? Y si tiene potencial, ¿no lo supieron liderar? ¿Qué quiere decir el tipo éste si era el segundo líder?

Y los medios, claro, como siempre: tan tirapedos, como nunca, sacando a Duhalde como si fuese Perón desde Madrid opinando en un “contexto económicamente complejo”. Por Dios, las cosas que hay que leer. Resulta que en Lanús el 50% de la población vive en villa miseria porque Turquía elevó las barreras aduaneras y causó una crisis política (como sacó Clarín en el 2001, con las notas de Mostaza Merlo del Racing Campeón en la tapa).

Cabezón, Lanús queda ahí nomás de Banfield, donde vas a la cancha. ¿O Monte Chingolo es fulerísimo también por la crisis política de Turquía? En Brasil no hay paisajes como Monte Chingolo, ¿no? Andá a darte un paseíto por la playa que quieras, con los empresarios que quieras, comiéndote la feijoada que quieras, pero salí a caminar por el Pelourinho sin cana. ¿No es Monte Chingolo eso? Bancátela ahí a lo guapo. No, no es como Argentina.

Y después, claro, Chiche: aparece diciendo que vivimos en una dictadura, cuando fue su propio esposo (Eduardo Duhalde, el mismo del que hablamos en la nota) el que le apagó el micrófono a Zamora en pleno discurso allá cuando vino Bush a visitar el Congreso casualmente en los noventa mientras sancionaban esas leyes con una representatividad del pueblo tan fiel como una tarjeta de una discoteca.

Como conclusión, pienso que Argentina debería ser un país acreedor, exportador de industria, y es diametralmente lo contrario, justito y casualmente como lo que pasó con el peronismo en los noventa, como lo hizo Duhalde en los noventa. Simplemente todo al revés.

Después tuvo una presidencia aceptable, pero claro, es lo mismo que una persona te ampute primero los dedos, después las manos, después los codos, después los brazos, después los pies y después las piernas, y esperando que vuelvan a crecer, pero posteriormente intentando solucionar el problema colocándote una curita en los extremos de las extremidades mutiladas años después de que se desangraban.

Eduardo, te felicito, colocaste muy bien la curita, pero sos mejor (o peor mejor dicho) como cirujano.

¡Un aplauso, cirujano!