Archivos de la categoría ‘Fotos’

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Ella es Marisa. Vive en Manantiales, un paraje muy pequeño en medio del Impenetrable chaqueño. Con una mano capaz de manufacturar un locro inolvidable y una calidez indescriptible a flor de piel abrió las puertas de su casa, su familia y su vida por un ratito. Con sus hijxs caminamos el monte, conocimos la laguna, jugamos al fútbol y nos reímos fuerte.
En un partido 4 contra 4 los mocosos me dejaron patear el penal definitivo. A diferencia de Higuain la noche anterior, la puse suave al palo izquierdo con el mini arquero de unos 10 años volando para el otro lado. Con mis 3 compañeritos gritamos, nos abrazamos y dimos una pseudo vuelta olímpica incompleta entre chivos y cerdos.
Cuando los festejos cesaron, Lucio me invitó a sentarme un arbol que había crecido de costado, apoyandose sobre el piso y me dijo «acá es donde descansamos después de los partidos».
Me tiré un rato, hablamos del partido contra Chile, de las finales perdidas, de Di María y mucho más. Por un rato fui un niño más.
Minutos después estaban listos para otro partido, pero al verla a Marisa amasando una vez más me acerqué a una ronda de mate que recién comenzaba.
Mientras jugábamos, Marisa había hecho unas empanadillas de zapallo deliciosas. Charlamos bajo el alero que nos había protegido del sol un rato antes mientras disfrutabamos un chivito hecho por la mano maestra de su marido en el horno de barro.
No fue fácil llegar hasta ahí. A Manantiales se llega tras unos 100km de tierra. No será sencillo irse. Todo se mezcla. Sabores, sensaciones, sonrisas, palabras y emociones. Más difícil aún será no intentar volver.
Y yo que todavía ni me había ido, y ya pensaba en regresar para abrazarme con Marisa una vez más.
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Regreso del Impenetrable chaqueño

Publicado: 7 julio, 2015 en Fotos, viajes

Es muy difícil mostrar o contar todo lo vivido en estos días en el Impenetrable chaqueño. En la zona conocida como el interfluvio habitan cientos de familias criollas en su cotidianidad rodeada de monte. Algo tan simple como una pequeña lluvia puede cerrar los pocos caminos que los conectan con todo lo que para uno es moneda corriente.
El Espinillo, el Mojo, Manantiales, el Palmar son algunos de los lugares que nos recibieron.
Con las necesidades reducidas al mínimo, la alegría vive a flor de piel. Un fuego siempre ardiendo en cada casa de adobe con una pava al costado lista para invitar unos mates resumen por el momento lo experimentado.
Todo el resto aún da vueltas en mi interior. Está ahí, esperando a ser entendido, interpretado. Emociones enormes. Conmovido y movilizado, mi regreso a Buenos Aires amenaza con aumentar el contraste con formas de vivir tan distintas, tan propias de cada persona que las habita.
Por el momento aún resuena todo el cariño que recibí al intentar meterme, al menos asomarme, a la vida de estas personas que hacen del monte un hogar hermoso.

Naturalia mix

La Naturaleza es misterio. Las leyes que regulan la materia se aplican al agua del planeta, a cada una de sus plantas y a la galaxia más distante con la misma precisión.
Apenas nos es dado percibir un fragmento del enorme universo a nuestro alrededor. Tanto en el inconmensurable espacio exterior como en las profundidades insondables de lo microscópico ocurren milagros ajenos a nosotros.

S/T (Trabajo en proceso – 2013)

¨El que ve el cielo en el agua ve los peces en los árboles.¨ Proverbio chino

Intervención digital de ¨Bosque I¨, de mi serie ¨Un lugar más allá de los colores¨ (2011)

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Gregoria [Crónica entusiasta]

Publicado: 21 agosto, 2014 en Fotos, Textos, viajes

Gregoria está sentada desgranando maíz blanco.

– Hola, te puedo hacer unos retratos?
– ¿Y para que? Me vas a sacar fotos que no voy a ver nunca más.
– Hagamos así, yo te traigo una impresa.
– No vas a volver más.
– Soy un hombre de palabra.

Gregoria

Entre risas por mi última frase comenzamos a jugar juntos. El escenario, La Cancha en Cochabamba. Minutos después de algunas fotos y un poco de charla, sobre ella y su hijo que vive en Buenos Aires, me despido.

Pensaba en volver al día siguiente con la foto impresa de regalo. Creo que nunca había dado mi palabra con tanta seriedad y no pensaba incumplirla. Pero todo se puede hacer en La Cancha, un mercado eterno donde todo se puede conseguir si uno está dispuesto a buscar.
Recorrí cerca de 10 locales de fotografía hasta que encontré uno que tuviera lector de tarjeta CF. Un par de veces estuve a punto de darme por vencido, pero el riesgo de no volver otro día y faltar a mi palabra me movía. Los viajes son así. Uno hace y deshace planes casi sin darse cuenta.
El local estaba empapelado con fotos de quienceañeras con vestidos de colores vivos y sonrisas amplias. El muchacho tras el mostrador me prestó su computadora para hacer mi propio revelado. Me observó con detenimiento y charlamos un rato sobre formas de usar el photoshop.
Con la misión cumplida, solo faltaba hacer la entrega. Volví hasta el puesto de Gregoria y una sonrisa llena de dientes le atravesó la boca al ver la foto. Nos reímos un rato más, compartimos algo de comer y nos despedimos.
Me alejé por los infinitos pasillos que recorren La Cancha con la última frase de Gregoria resonando en mi interior: Sos un hombre de palabra.

Gregoria

Gonzalo Pardo.
Enero de 2014. Cochabamba, Bolivia.

Este verano estuve recorriendo Bolivia, Chile y el norte argentino. Antes de cruzar la frontera hacia el pacífico por Tambo Quemado, entramos al Parque Nacional Sajama. Un lugar hermoso, lleno de sorpresas. Entre termas, geysers y picos enormes pasamos nuestro tiempo.
Les dejo un par de fotos.

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_MG_7759Y una en blanco y negro. Pequeño adelanto de un trabajo que estoy preparando y si dios y el papa Francisco que unió a los argentinos quieren, expondré este año.

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«La valía de un hombre se mide por la cuantía de soledad que le es posible soportar. Nadie aprende, nadie aspira, nadie enseña a soportar la soledad.» Friedrich Nietsche

Entre balas de goma y gases pimienta pasé mi día. Mauricio Macri es represión. Eso está claro. La Policía Metropolitana está en crecimiento. Cada vez más preparada, equipada y educada para violentar ciudadanos.
Mariu Vidal dice que la policía se defiende. Yo vi otra cosa. O quizás creen que necesitan defenderse de los fotógrafos y ese es otro problemón.
Hoy vi mucho colegas heridos. Al fotógrafo de Clarín se lo llevaron detenido y esposado. Para los que no lo sepan, no se detenía a un reportero gráfico desde que volvió la democracia. No me parece menor.

Gracias a todos por los llamados. Estoy bien. Solo tengo unas marcas de balazo en la pierna y los ojos irritados. Orgullo de ser parte de M.A.F.I.A!

Interno del Hospital Borda herido de 21 disparos de balas de goma durante la represión de la Policía Metropolitana.

Interno del Hospital Borda herido de 21 disparos de balas de goma durante la represión de la Policía Metropolitana.

Foto: M.A.f.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)

Sala Alberdi

La policía Metropolitana avanza.
Cubierto por una fila de escuderos, el líder de grupo reparte órdenes:
– ‘Avancen’, ‘Quietos’, ‘Formación’.
Gritos que se escuchan en medio del estruendo de las escopetas. Las pistolas de paintball se asoman constantemente de la masa represora en busca de un blanco.
– Ahora vamos a hacer ruido, que nos escuchen llegar – grita una vez más en una arenga que convierte los pasos de las botas en golpes sobre el asfalto de la Avenida Corrientes.
Los chicos (sí, chicos) retroceden. Se alejan hacía el obelisco ante el arrollador paso del BRI (Brigada de Respuesta Inmediata de la Policía Metropolitana).

En medio del caos no puedo evitar pensar que quizás una respuesta pacífica ante tanta locura, sería un buen camino. Sin embargo la falta de organización y lo desproporcionado del accionar policial, juegan una mala pasada. Como si la realidad me contestara en tiempo real veo venir un pibe en bicicleta. Se ve ajeno a la situación. Me hace acordar al tipo que en las películas de zombies que se despierta en un escenario apocalíptico y tarda en entender lo que pasa a su alrededor. Lo miro. Se acerca cada vez más. Siento la necesidad de advertirle, pero no hay manera desde el rincón del edificio en que me resguardo de las balas, las piedras y los gases.
El pibe llega hasta la línea de policías que marcha implacable. Pasa a unos metros y parece que saldrá indemne. Pero no. Uno de los policías se desprende de la formación y lo persigue. Con saña, con la misma saña del que minutos antes corría a un pibe de unos 17 años al grito de:
– Atrapen a ese sucio.
Sucio, lo que se dice sucio, me pareció el instante en el que ese policía le tiraba gas pimienta en la cara al pibe de la bicicleta.
El pibe cae. Miro desde mi escondite su cara enrojecida, la bicicleta tirada, el tacho prendido fuego.
Ya es noche cerrada. La mayoría de la gente duerme.
Pero los pibes de la Sala Alberdi no. La Policía Metropolitana tampoco.
Hay mucho en juego.
De un lado, la cultura. Del otro la represión.

Texto: Gonzalo Pardo

Foto: M.A.f.I.A.

Microcosmos [Fotos entusiastas]

Publicado: 28 enero, 2013 en Fotos
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Algunos de mis primeros resultados experimentando con el 50mm dado vuelta.

Nivel de satisfacción: 63%.

La Chinche

Al acecho

Suculenta

Recortes

Florecillas

Hace unos días estuve en la casa de mi madre, recorriendo cosas guardadas. Papeles, cuadernos de mi infancia, fotos, etc. Y entre esas cosas encontré mi preciado álbum con fotos que yo saqué cuando era solo un niño. Porque mis padres para la navidad en la que tenía 6 o 7 años me regalaron una pequeña cámara que se veía más o menos así:

Sacaba fotos cuadradas. Muy lindas. Me duró solo 2 años. Se fue. Dejandome mi primer contacto con la fotografía y una semilla que brotaría más de una década más adelante. La cuestión es que hoy les traigo algunas fotos de las que saqué cuando era un niño.

Acá las primeras fotos de mi vida, todas sacadas cuando tenía entre 6 y 8 años de edad.

Y acá una mía de esa época para que vean quien era el guachín que andaba corriendo por el campo con una camarita.